Yucatán tendrá en Huacho a un fervoroso Gobernador Católico

Por  Alejandro López Munguía

Cuando el Gobernador electo, Huacho Díaz Mena subió a la tarima ubicada a las afueras de la sede del IEPAC, llevaba entre sus manos dos cosas muy valiosas, por un lado, la constancia que lo acredita como ganador de la contienda electoral y por el otro, un Rosario (sacramental de la Iglesia Católica).

Este hecho pasó poco advertido por quienes estaban allí; pero, los que nos dimos cuenta, pudimos dar fe de tan sensible detalle.

Y es que, el candidato de Morena, PVEM y PT, tiene una razón poderosa para mostrar su sólida fe en Dios. Previo a la jornada electoral, sufrió un accidente automovilístico en el que milagrosamente salvó la vida y sus acompañantes también.

El Santo Rosario es un Sacramental que nos ayuda en la oración, es arma poderosa entregada por la misma Virgen María a Santo Domingo en los años 1,700’s para consolidar la fe en Jesucristo y en la lucha contra el demonio y sus legiones. (Es recomendado por los Papas y rezado por innumerables Santos.) El Santo Rosario es: Un conjunto de Ave Marías y Padre Nuestros en honor a la Santísima Virgen María; Madre de Dios y Madre nuestra que ayuda a meditar la vida, pasión, muerte, instauración de la eucaristía y resurrección de Jesucristo Hijo de Dios, Dios mismos y Salvador de la humanidad.

Para los católicos, el sacramental (el Rosario), conduce a la salvación del alma de quien lo reza pues significa unirse a la Virgen María, salvo conducto que intercede por los hijos de Dios, motivándolos a llevar una vida apegada al Evangelio y a los Sacramentos (comunión, confesión, etcétera).

Pocos días después de haber terminado la jornada electoral, Huacho Díaz Mena acudió a misa con su familia, en acción de gracias, dando testimonio de su fe.

Para los yucatecos es una buena noticia, que el próximo Gobernador constitucional del estado sea un fervoroso católico, ya que de entrada, lo proyecta como un ser humano de valores, sensible, leal a los principios de amor divino que predicó Jesús, íntegro, honesto, honrado y agradecido con Dios; Huacho se muestra congruente pues su discurso y su actuar van en el mismo sentido. El humanismo que promete Huacho como sello de su gobierno, es creíble, al fundamentarse en valores que son propios de la Iglesia Católica.

Cuando Huacho habla de justicia social y de igualdad, el pueblo que votó por él, le cree. Y hoy, miles de católicos lo ven con confianza, incluso los que no votaron por él.

Vienen tiempos de cambio, urge la legitimidad social que solo se logra con la unidad de todo el pueblo yucateco. Y ésta, estará cimentada en la sensibilidad del gobernante que deberá convocar a todos sin exclusión, a aportar lo mejor de sí, para darle a Yucatán un nuevo rostro, uno que sea diferente, porque llegó la hora de devolver el gobierno al pueblo y construir una era nueva, de más desarrollo y de abundante justicia e igualdad social.
“Todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece”, Filipenses 4, 13.

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